lunes, 4 de julio de 2016

Golfines y Hermandades: Una guerra secreta (y cruel).



Tras la batalla de las Navas de Tolosa (1212) los cristianos pasan a controlar la llanura manchega, empujando a los musulmanes al sur de Sierra Morena. Es un amplio territorio despoblado, una auténtica tierra de nadie con escasas aldeas y aún menos castillos. En suma, un territorio sin ley. Esas tierras entre el Tajo y los Montes de Toledo serán el hogar de los golfines, y el principal marco de sus actividades.
Su origen es incierto. Unos apuntan a que son los restos del ejército cruzado que vino a hacer la guerra santa contra el moro, y que acabada la campaña con la toma de Calatrava y la victoria de las Navas se quedaron en estas tierras para seguir peleando. Otros, que son gentes marginadas, delincuentes y forajidos que no tienen otro sitio mejor donde caerse muertos. Los más, los definen simplemente como una mescolanza de  “vagos, malhechores, criminales, prófugos, hidalgos arruinados por el juego o por los vicios” (José María Cuadrado dixit). El siglo XIII fue su momento de gloria: escondidos en sus refugios en los montes, auténticas aldeas secretas y fortificadas, lanzan sus ataques de rapiña indistintamente contra uno u otro lado de la frontera. Viven del pillaje, el saqueo, el robo, la extorsión, el secuestro y el asesinato. Forman auténticos ejércitos privados, de pequeño tamaño e indisciplinados, pero feroces y duchos en el manejo de las armas. Y muy sanguinarios, ya que el terror es su modo de controlar un territorio que consideran suyo. Diferentes grupos llegan a organizarse para hacer acciones conjuntas, como las que realiza un musulmán renegado llamado "Carchena", que llega a ser considerado "el rey" de los golfines y que manda incluso sobre pequeñas poblaciones e incluso torres y  castillos en los que poder refugiarse en caso de necesidad. Llegó un momento en que parecían imparables... Pero no lo eran, claro.
Las cosas se les empezaron a torcer en el siglo XIV. La noticia de sus hazañas llega hasta las Cortes de Castilla, que deciden considerar los Golfines no unos simples bandoleros, sino una amenaza más seria, casi un ejército invasor. Se fomenta la creación y organización de "Hermandades", milicias de los mismos pobladores de esos territorios, entrenadas por soldados veteranos y equipadas por el Rey. La primera, la Hermandad de Ballesteros, Colmeneros y Leñadores, estableció el modus operandi a seguir: Dar caza sin piedad a los golfines, o a quien se sospechase que podía serlo, y cuando se capturase vivo a alguno, sin juicio alguno colgarlo de un árbol y dejarlo allí hasta que se pudriera.
 (Por cierto, el ahorcamiento por aquél entonces era muerte lenta, que podía durar tranquilamente quince minutos o más. No se empujaba al reo para que se rompiese el cuello, sino que se le izaba con la soga al cuello para que se fuera estrangulando lentamente. Por ello muchas veces era misericordia, si tardaba en morirse, acelerar el proceso disparándole varias flechas).
Si había juicio, muy pocas veces era declarado inocente el acusado, tanto es así que la Hermandad de Peralvillo primero ajusticiaba al acusado y luego lo encausaba.
No menos sanguinaria era la Hermandad de Pozuelo (más tarde renombrada como de Ciudad Real): Tras el ajusticiamiento no se enterraba al reo, sino que era depositado en una enorme arca de piedra, con agujeros para que pudriesen entrar las alimañas carroñeras y alimentarse de su cadáver. Y alguno hubo que allí colocaron sin que se hubiera muerto del todo, que los muertos, ni gritan, ni suplican piedad, y consta que alguno así lo hizo...
Paradójicamente, algunas de estas hermandades tenían su origen en partidas rganizadas de Golfines, que se habían acogido al perdón Real y ahora se dedicaban a cazar a sus antiguos camaradas. Estas Hermandades darán origen un siglo más tarde a la Santa Hermandad que tan buenos servicios dará a los Reyes Católicos



2 comentarios:

  1. Nunca deja de fliparme la mala baba de nuestros ancestros. Muchas gracias, maestro, por dedicar algo de tu tiempo a ilustrar y escandalizar al personal.

    ResponderEliminar
  2. Que interesante aporte histórico para enriquecer no sólo el intelecto, si no tambien alguna que otra partida de rol . Gracias maestro!

    ResponderEliminar