sábado, 1 de abril de 2017

Lugares embrujados (o algo parecido) de España. 2. Vallgorguina, lugar de Aquelarres

Vallgorguina es un municipio de la comarca del Vallés Oriental, en la provincia de Barcelona y muy cercano a la ciudad condal (menos de 40 km). Tiene cerca de un millar de habitantes, aunque muchas de sus casas son segunda residencia. Es un municipio con más historia de la que aparenta: aparece citado, con el nombre de “Vallem Gregoriam” (o Gorgoriam, que está escrito de las dos maneras, esos escribas medievales, ya se sabe) en un documento del año 986, en el que el rey franco Lotario confirma la tenencia de esas tierras por parte del monasterio benedictino de Sant Cugat. Sobre su nombre hay varias teorías: Una, que procede de “valle de Gregorius”, quizá el propietario de un fundus en el Bajo Imperio Romano. Otra, que hace referencia a las muchas pozas de agua (gorgs, en catalán) que forma la riera (arroyo) que cruza la localidad. Y por último la explicación más romántica es que hace referencia a las supuestas goges (espíritus femeninos de las aguas) que junto con las brujas infestan la comarca.

Esta es la hipótesis que más le gustó al doctor Antoni Puigblanch, que en 1849 escribió un artículo en la revista “La Universitat” (Barcelona) sobre la tradición pagana, brujeril y satánica, que imperaba en la zona. De nada sirvió que el sacerdote escolapio Josep Rius desmintiera categóricamente tal afirmación en su libro “Memorias históricas de la ciudad de Mataró”. La semilla de la “brujería” había sido plantada. Menos de cuarenta años más tarde (1888) el historiador Josep Pellicer i Pagès ahonda sobre el tema citando, por primera vez, el lugar de reunión de las brujas: el dolmen llamado “Pedra Gentil”. Según él, las brujas se reunían alrededor del megalito, y aún más, era tradición tenida por cierta que saltaban encima convirtiéndose en nubes negras para esparcir el granizo en la comarca y destruir las cosechas, o volar hasta el mar para provocar tempestades y hundir las barcas de los pescadores de Arenys. El historiador Josep María Pons i Guri refutó las afirmaciones de Pellicer inmediatamente en un más que documentado artículo (“La cacera de bruixes als anys 1619-1621”, publicado en la revista “La Vall”) demostrando que durante el periodo álgido de la caza de brujas en el Estado hay un UNICO CASO documentado relacionado con la brujería en la zona (en concreto, una reunión de autoridades eclesiásticas de la baronía de Monclus, a la que NO pertenecía Vallgorguina, para purgar de brujerías y herejías la comarca. No lo debieron hacer muy bien, pues no se realizó ni una sola detención, ni mucho menos juicio ni ejecución, claro). Pese a que sus conclusiones fueron que la pretendida tradición brujeril de Vallgorguina era pura fantasía, el folclorista Joan Amades se hizo eco de la obra de Josep Pellicer en artículos de su Costumari Catalá (escritos entre 1917 y 1918). En ellos habla de una reina de brujas y goges (hadas de agua, recordémoslo) que cada sábado por la noche se reúnen alrededor de la Pedra Gentil. Dice que el dolmen se alza sobre una montaña, cerca de Arenys (?)

El dolmen en cuestión se encuentra en las afueras del municipio, ya dentro del Parque Natural del Montnegre i el Corredor, muy cerca de la iglesia románica (hoy desconsagrada) de Santa Eulàlia de Tapioles. El dolmen está formado por 7 megalitos verticales, que soportan un gran bloque megalítico superior horizontal. Los 7 megalitos verticales no son todos de una única pieza, sino que 3 de ellos constan de una gran piedra y otra pequeña piedra superior yuxtapuesta, uno de ellos consta de 3 partes (base inferior, gran piedra central y pequeña piedra superior). Su altura exterior es de 1,53 metros (interior: 1,28 metros). El gran megalito superior horizontal, está partido por la mitad, con una cierta separación entre sus dos partes (25 centímetros). Su longitud máxima es de 3,16 metros y su anchura, de 2,54 metros. La disposición de los megalitos es de forma circular, con una distancia entre ellos que oscila entre los 20 y 39 centímetros, dejando una gran apertura entre dos megalitos, de 81 centímetros, a modo de puerta de entrada. Su nombre popular (Pedra Gentil) tiene reminiscencias ancestrales, ya que “gentil” no se aplica como amable, sino en la acepción de pagano. De no cristiano. Otros dicen que es deformación del nombre primitivo original, “pedra gelada” (piedra helada) que como tal aparece en documentos de inicios del siglo XIX. Pero aguafiestas hay en todas partes...

Los arqueólogos no se ponen de acuerdo acerca de la antigüedad del dolmen, fechándolo en un margen muy amplio: Los más optimistas datan su construcción hacia el 3.500 AC; los más prudentes apuestan a una fecha más reciente, el 2.000 AC. Sea como fuere, es muy antiguo...

O, al menos, las piedras lo son. Existe una tradición muy arraigada de que el dolmen no se encuentra en el lugar en el que fue erigido originalmente. Dice la tradición que al labriego que cultivaba los terrenos donde se encontraba le molestaba y lo trasladó piedra a piedra, sobre sus espaldas, reconstruyéndolo donde hoy está. Y las leyendas corroboran a las leyendas: ¿Cómo podían los pescadores de Arenys ver saltar a las brujas sobre la roca y convertirse en nubes de tormenta, si de Vallgorguina a Arenys hay 11 km. a vuelo de pájaro? Este traslado legendario debíó hacerse antes de 1855, ya que en esa fecha se realizó una restauración del megalito, a cargo del propietario del terreno, Josep Pradell. Es la primera restauración de un dolmen de la que se tiene referencia en Catalunya, por cierto...
Poniéndonos serios, y entrando en el terreno de la especulación (pues no hay prueba documental) puede que fuera el propio Josep Pradell el que, con la excusa de la restauración, cambiara la ubicación del dolmen. La época de la restauración coincidió con una época de obras que mandó realizar en su finca: Ensanchar el camino (por lo que tuvo que demoler una parte de la montaña), construir un puente (que se terminó en 1868). Es posible, sólo posible, que mandara recoger las piedras de las ruinas del dolmen para recolocarlas en su ubicación actual. Y es que la Pedra Gentil es diferente de otras construcciones dolménicas catalanas: Los megalitos que forman los pilares están aislados, mientras que lo habitual es que estén juntos, formando un recinto cerrado. Además, lo habitual en estas estructuras es que tengan alrededor una serie de piedras clavadas en el suelo, formando un crómlech, (como delimitando el espacio) del cual no hay ni rastro en las cercanías de nuestro dolmen.
El dolmen ha pasado recientemente por otra reconstrucción: hacia 1936 uno de los pilares megalíticos cedió, colocándose en su lugar en noviembre de 1987, gracias a la Asociación Cultural de Vallgorguina.

Y es que los ochenta fueron muy importantes para el dolmen en particular y Vallgorguina en general, ya que volvió a ponerse de moda como lugar mágico, esotérico y “de gran fuerza telúrica”.... signifique lo que signifique. En 1983 se dice que se han visto criaturas de aspecto terrorífico en las cercanías del dolmen. Hacia 1985 un tal “Xavier C” afirma haber sido abducido por “unos seres de color gris verdoso lo habían llevado al interior de una cueva, muy cerca del Dolmen“ (no me busquen la cueva que nunca fue encontrada). Un fotógrafo aficionado llegó a captar una serie de fotografías borrosas, mostrando criaturas de aspecto bestial y manos en forma de garras. Finalmente, en 1989, se encontraron 16 huellas de “pies homínidos” dispersas por la zona. Paralelamente, el lugar adquirió cierta fama entre ocultistas y adeptos a las prácticas mágicas, que cada cierto tiempo realizaban rituales allí. Algunos de estos rituales tenían un propósito más o menos serio, otros degeneraban en orgías de sexo y drogas. El rumor de esto último atrajo curiosos. Demasiados curiosos. Hubo un par de sucesos desagradables, se habló incluso de un par de palizas e incluso de una violación, y de que a un grupo de ocultistas en pleno ritual les dispararon un par de tiros (supongo que al aire, porque no hubo heridos que se sepa)

El dolmen tiene su propia leyenda a lo “bruja de Blair”. Dicen que aquel que se acerque una noche de sábado de luna llena y no sea lo bastante pecador... amanecerá ahorcado de los árboles cercanos al día siguiente, sin duda alguna por el influjo de los fantasmas de las brujas que aún tienen maldita la comarca.

Así que ya saben.... Vayan bajo su responsabilidad, y todo eso... Y no digan que les envío yo, que al igual me conocen.


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