Los juegos de cartas en el siglo XVII
Se llama al juego la “Ciencia de Vilhán”, y
los jugadores, que de supersticiosos lo son mucho, dicen que era un hombre
maldito, quizá un endemoniado si no el demonio mismo. Unos lo hacen árabe,
otros flamenco o francés. Otros, los menos, dicen que nació en Madrid y
participó en muchos asuntos siniestros, para luego pasar a Andalucía, y
terminar quemado en Sevilla por ejercer de monedero falso. Por otro lado,
líbrenos Dios de corregir al muy docto don Juan de la Cueva, que en su obra
“Los Quatro Libros de los Inventores de las Cosas” dice así:
“Bilhán,
nacido dentro de Barcelona
de
humildes padres y plebeya gente,
según
dice el autor que de él escribe,
fue
solo el que en el mundo dio principio
a
la invención de los dañosos naipes,
y
por ello acabó debidamente
en
poder de unos fieros vandoleros
en
un pozo por ellos arrojado”.
Por ello los dineros que en el juego se ganan son los
“bienes de Vilhán”, y no han de gastarse en otra cosa que en el juego mismo.
Pues de lo contrario, caerá el enojo de Vilhán, sea humano, demonio o simple
piel de Barrabás, y nunca volverá a ganar nada en el juego, antes bien, perderá
todo lo perdible. Y si el ingenioso lector piensa que el afortunado jugador
puede burlar a Vilhán no jugando nunca más en su vida, que se desanime al
punto: Que Vilhán no tiene prisa, y si el que ganó no juega, a buen seguro que
lo harán sus allegados o sus descendientes, que perderán ciento por cada moneda
de ganancia: la cuestión es, y ha de tomarse como ley matemática, que el dinero
de Vilhán vuelve siempre a Vilhán.
Este
mítico ser puede ser moro, flamenco, francés o catalán, pero las cartas que
usen los jugadores han de ser, por ley, castellanas. Que hay real estanco (es
decir, que hay que tener sello y licencia de la corona) para la fabricación de
las mismas, y aquel que use barajas prohibidas, por ejemplo, catalanas o
francesas, se arriesga a tener que pagar una buena multa, y quizá a visitar la
Cárcel, que con la Real Hacienda no se juega (Ni entonces, ni ahora...)
Los gariteros que se tengan por honrados
solamente dejarán jugar en sus casas (al menos, de manera oficial) a juegos de
sangrado (o sangría), en los que se gana y se pierde de poco en poco. No por
otra cosa, sino porque el asunto le conviene: Que le interesa tener el local
lleno, que el vicio del juego anima a otros vicios, como el del beber, y se
puede pagar por un mal vino el doble que lo que se daría a regañadientes por un
Valdeiglesias, que entretenidos por el juego, blancos y negros poco distinguen
lo que se echan al gaznate. Pero esa razón por sí sola poco valdría si no fuera
que, por pragmática Real, los juegos de estocada, en los que de una sola vez se
pueden vaciar una bolsa y aún perder un Mayorazgo, están absolutamente
prohibidos. Y aunque la mayoría de los coimes hagan la vista gorda y de cuando
en cuando dejen que alguna de estas partidas se lleve a cabo en habitación
cerrada y con cierto secreto, la corchetería no perdonará al garitero que permita
abiertamente tales actividades, por mucho unto que se les ponga en la mano.
Juegos
de sangría (autorizados por la ley):
Cientos:
Juego de naipes para dos personas; gana el
que consiga reunir primero cien puntos. Es muy conocido en Francia, donde lo
llaman piquet.
Hombre:
También
llamado la Polla. Es una variante del
actual Tresillo, que se juega entre tres participantes con nueve cartas cada
uno. Se discute si su origen es Italiano o Español. Calderón defiende la
hispanidad del juego en varias de sus comedias:
De
España vino con nombre,
opinión,
noticia y fama
a
Parma, esto no te asombre,
cierto
juego que se llama,
señor,
el juego del hombre.
Cesar
el juego aprendió,
y
un día que le jugó,
teniendo
basto, malilla,
punto cierto y
espadilla,
la
tal pella remetió.
Quínolas:
Juego de naipes que consiste en conseguir
tener en la mano cuatro cartas de un mismo palo (a lo que se llama “tener quínola”). Si lo hacen dos al
mismo tiempo, ganará la mano que tenga más puntos.
Siete
y llevar:
Antepasado directo de nuestro siete y medio
actual, se juega usando prácticamente las mismas reglas.
Juegos
de estocada (ilegales):
Andaboba:
También llamado Carteta, Juego del Parar.
Consiste en sacar primero una carta para los puntos y otra para el banquero,
ganando la primera que haga pareja con las que luego irán saliendo de la
baraja.
Cargada:
Juego de naipes en el que todos los
participantes deben hacer una baza. Todo aquel que no la haga pierde (el
llamado Bolo) y si todos la hacen
perderá el que tenga más, ya que se ha “cargado”
de bazas.
Dobladilla:
Juego de naipes que consiste en doblar la
parada a cada suerte.
Otros
juegos de cartas:
Juegos poco conocidos, y por lo tanto de
legalidad (o ilegalidad, según se mire) no determinada, son:
Malilla:
Juego de naipes en que la carta superior es
el nueve.
Primera
de Alemania:
Juego en que las cartas tienen otros valores
que no son los suyos. Se reparten cuatro cartas a cada jugador y se gana todo
con la suerte del flux.
Rentoy:
Juego de naipes entre dos, cuatro, seis u
ocho jugadores. Cada uno de ellos recibe tres cartas y se vuelve otra como
muestra de triunfo. El dos del palo gana a todas las demás, y el orden es: rey,
caballo, sota, siete, seis, cinco, cuatro y tres. Se roba y se hacen bazas como
en el hombre (tresillo), se envida y se permiten señas entre los compañeros. Se
le supone antecesor del mus.
Hablando en Germanía:
El vocabulario de los fulleros
Baraja de
cartas: Bueyes, Cartispitis, Cuarenta y ocho, Descuadernada, Maese Lucas.
Baraja
española (sin ochos ni nueves): Cuarentena,
Libro de las cuarenta hojas.
Baraja con
cartas marcadas: Hechizos, Naipes Hechos.
Casa de Juego: Garito, Leonera, Mandracho, Palomar
Cómplice de
fullero: Diácono, Enganchador, Guiñón, Macareno, Pedagogo
Dados: Albaneses,
Brechas, Huesos de Muerto, Juan Tarafo.
Dados cargados: Brochas, Fustas
Encargado de
un garito de juego: Bolichero, Coime,
Mandrachero, Tablajero
Guardaespaldas de fullero: Ángel de la guarda
Jugador
incauto, inexperto, de buena fe: Bisofio,
Blanco, Despellejado, Sencillo
Jugador
profesional: Arador, Búzano, Camodador, Cien Sayos, Donillero, Entruchón, Taquín.
Trampa: Flor, Fullería
Tramposo: Albanés (con los dados), Cierto
(con las cartas), Florero, Fullero, Negro,
Muy entretenido y más útil para llevarlo a una partida.
ResponderEliminarHe de confesar que llegué a tu blog desde tu antiguo dominio web...
ResponderEliminarEl tema que buscaba en cuestión no es el que citas en esta entrada, pero no he encontrado ningún mail de contacto para hacerte llegar mis cuestiones más personales.
Antes de nada, he decir que me encanta tu forma de ver y entender las cosas. Ojalá hubiese más gente como tú por el mundo.
Agradecería algún mail de contacto :)
¡Saludetes!