miércoles, 1 de junio de 2016

La Cruzada privada (y muy personal) de Martín Yáñez de la Barbuda




            Se desconoce su edad, aunque ya debería ser talludito. Personalmente, me lo imagino con cincuenta años muy cumplidos, más menos que más. Entra en la Historia y en las crónicas en 1384, distinguiéndose en la batalla de Aljubarrota entre castellanos y portugueses. Yáñez de la Barbuda era un caballero portugués desnaturalizado, ya que apoyaba al rey castellano Juan I. Había sido Maestre de la orden de Avis, o al menos un freire importante de la orden. Sea como fuere, y por estar vacante el cargo de maestre de la orden de Alcántara, el rey castellano lo premió con tal nombramiento.
Diez años más tarde, a principios de 1394, al ya Maestre de la Orden de Alcántara Martín Yáñez de la Barbuda un místico iluminado llamado Juan del Sayo le profetiza que "tomará Granada sin perder a ninguno de sus hombres de armas, pues si acepta llevar a cabo la empresa el mismo Dios cabalgará a su vera". El Maestre toma por bueno el vaticinio, reúne una reducida tropa (unos 280 caballeros más 350 peones a pie) y tras mandar aviso al rey de Castilla Enrique III su señor de sus intenciones... parte a la conquista de Granada.
            El rey se alarma, y mucho, al recibir semejante noticia. No hace nada que ha acordado un acuerdo de no agresión con Muhammad V, emir de Granada. Así que se apresura a enviar mensajeros: Unos, a interceptar la expedición y hacer entrar en razón al maestre de Alcántara. Otros... a Granada, para avisar al Emir de lo que se le viene encima y asegurarle que él no tiene nada que ver.
            Mientras tanto, el miércoles santo (15 de abril) la expedición de Yáñez de la Barbuda llega a Córdoba. Juan del Sayo y otros predicadores (franciscanos de origen portugués, según el cronista local Fernando Salmerón) que con sus exaltados sermones enfervorizaron a las buenas gentes de la ciudad y sus alrededores. Cuando Yáñez de la Barbuda alcanza el 25 de abril Alcalá la Real, ya casi en la frontera, sus efectivos son de unos 300 caballeros y cerca de 4.000 peones de infantería, la mayoría muy pobremente armados y equipados. En Alcalá la real le esperan Alonso Fernández de Córdoba, señor de Aguilar, y su hermano Diego, mariscal de Castilla. Según narra López de Ayala en su Crónica de Enrique III, los dos hermanos, en nombre del rey, le exigieron que desistiese en su empeño. Cuando el Maestre dijo que no podía hacerlo sin mengua de su honor, le propusieron una solución de compromiso: Que avanzara hasta la frontera natural del rio Azores, que separa ambos reinos, y desde allí ahí lanzase un desafío al emir moro. Si en un par de días éste no se presentaba, el deshonor sería para el infiel, y el Maestre de Alcántara podría volver con la frente bien alta. Martín Yáñez fingió hacer caso de la sugerencia... pero no cumplió. Cruzó el Azores el 26 de abril y avanzó hasta un pequeño castillo llamado "Torre Exea" que controlaba la ruta de paso a Granada. Sitió la fortaleza... y allí le encontró el ejército del emir un par de días más tarde. La crónica del Pedro de Ayala habla de 5.000 jinetes y 120.000 peones. Posiblemente exagera. Sea como fuere, la mayoría de los peones cristianos huyen en desbandada con el primer choque de armas. Apenas 1.500 vuelven a Castilla. De los caballeros, no sobrevivió ninguno.
            Del iluminado Juan de Sayo nunca más se supo. Evidentemente.


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