La versión más conocida de la leyenda de Robin Hood es la que presentó Walther Scott en su novela “Ivanhoe” en 1820. Robin de Locksley es un noble sajón que se esconde de las injustas leyes del rey Juan Sin Tierra (que lo han declarado proscrito) en el bosque de Sherwood, cerca de la ciudad de Nottingham. El sheriff de la ciudad trata infructuosamente de darle caza, y él, por su parte, cuenta con el apoyo del pueblo porque ayuda a los pobres y los oprimidos. Llegado el momento ayuda al rey Ricardo en su regreso al trono, así como al noble caballero Ivanhoe (supuesto héroe de la novela, aunque los otros dos secundarios se lo comen con patatas)
Las bases históricas de este personaje se encuentran, irónicamente, en épocas posteriores a las de Ricardo Corazón de León y Juan sin Tierra. La primera referencia a la leyenda de Robin Hood aparece en 1459, en la obra “La pequeña gesta de Robin Hood” editada por Wyrkyn de Worde, el primero en popularizar el uso de la imprenta en Inglaterra. Según esta obra los hechos son mucho más recientes a la época que nos ocupa: En 1322, Thomas, conde de Lancaster, alzó en armas a sus súbditos, entre los que se contaba Bob, Rob o Robin Hood (nacido en 1290), contra el Rey Eduardo II de Inglaterra. La rebelión fue aplastada y se supone que Robin se refugió en el campo de Barnsdale, lindante con el de Sherwood. Se supone también que Robin atacó constantemente a los comerciantes que atravesaban el campo, hasta que el propio rey y otros nobles, disfrazados de monjes, (con armas escondidas y lorigas de malla bajo los hábitos) fueron a su encuentro, en un principio para prenderle. Les sorprendió que no solo no les atacaran sino que se ofrecieran a escoltarles hasta la salida del bosque. Dándose cuenta que no eran bandidos comunes, el rey reveló su identidad y prometió el perdón a Robin y los suyos si le juraban lealtad y le servían con fidelidad. Y al parecer, así lo hicieron. Hay un tal Robin en registros fechados en 1324, que prueban que recibió salarios por sus servicios al rey. Esta versión de la historia asegura que Robin Hood se cambió el nombre a Fulke Fitz Warin, y que en 1350 (con 60 años) era conde de Hunttington.
Por otro lado “Robin Hood” puede traducirse literalmente por “Mirlo encapuchado”, “Robin el encapuchado”, o “Robin el truhan”. Robin, o su diminutivo Rob (o Bob) era una manera despectiva de los nobles normandos a la hora de referirse a los plebeyos (ya que, por otro lado, era un nombre de lo más común). Así que, si el DJ prefiere esta otra versión de la historia sí, los PJ pueden encontrase con uno o varios “Bob Hood”. Pues es el sinónimo, en la Inglaterra medieval, de un bandido. Aunque es dudoso que robe a los ricos para dárselo a los pobres...
Las bases históricas de este personaje se encuentran, irónicamente, en épocas posteriores a las de Ricardo Corazón de León y Juan sin Tierra. La primera referencia a la leyenda de Robin Hood aparece en 1459, en la obra “La pequeña gesta de Robin Hood” editada por Wyrkyn de Worde, el primero en popularizar el uso de la imprenta en Inglaterra. Según esta obra los hechos son mucho más recientes a la época que nos ocupa: En 1322, Thomas, conde de Lancaster, alzó en armas a sus súbditos, entre los que se contaba Bob, Rob o Robin Hood (nacido en 1290), contra el Rey Eduardo II de Inglaterra. La rebelión fue aplastada y se supone que Robin se refugió en el campo de Barnsdale, lindante con el de Sherwood. Se supone también que Robin atacó constantemente a los comerciantes que atravesaban el campo, hasta que el propio rey y otros nobles, disfrazados de monjes, (con armas escondidas y lorigas de malla bajo los hábitos) fueron a su encuentro, en un principio para prenderle. Les sorprendió que no solo no les atacaran sino que se ofrecieran a escoltarles hasta la salida del bosque. Dándose cuenta que no eran bandidos comunes, el rey reveló su identidad y prometió el perdón a Robin y los suyos si le juraban lealtad y le servían con fidelidad. Y al parecer, así lo hicieron. Hay un tal Robin en registros fechados en 1324, que prueban que recibió salarios por sus servicios al rey. Esta versión de la historia asegura que Robin Hood se cambió el nombre a Fulke Fitz Warin, y que en 1350 (con 60 años) era conde de Hunttington.
Por otro lado “Robin Hood” puede traducirse literalmente por “Mirlo encapuchado”, “Robin el encapuchado”, o “Robin el truhan”. Robin, o su diminutivo Rob (o Bob) era una manera despectiva de los nobles normandos a la hora de referirse a los plebeyos (ya que, por otro lado, era un nombre de lo más común). Así que, si el DJ prefiere esta otra versión de la historia sí, los PJ pueden encontrase con uno o varios “Bob Hood”. Pues es el sinónimo, en la Inglaterra medieval, de un bandido. Aunque es dudoso que robe a los ricos para dárselo a los pobres...
Robin Hood no deja de ser el mito del héroe que lucha contra el poder en defensa del pueblo abusado, como, en Cataluña, Serrallonga o Perot Rocaguinarda (personaje que aparece en El Quijote). Les podríamos llamar, en términos modernos, terroristas o luchadores por la libertad, depende del prisma con que se los mire. En todo caso, su importancia histórica como elemento desestabilizador del sistema político imperante es innegable.
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