Este
ser salta a los medios de comunicación en marzo de 1995, cuando en zonas
agrarias de la isla de Puerto Rico (en concreto, en los municipios de Orocovis
y de Morovis) empiezan a aparecer cadáveres de cabras muertas a las que al
parecer una bestia ha desgarrado el cuello para beber de su sangre. A raíz de
esto, un periódico sensacionalista bautiza al animal. En septiembre de ese
mismo año una mujer, Madelyne Tolentino, ama de casa vecina de Canóvanas, afirmó haber visto uno de estos seres: Lo
describió como "una criatura bípeda,
de 4 a 5 pies de altura, (es decir, de 1´20 a 1´50) con espinas óseas en su
espalda, brazos largos, piernas
delgadas, y una cabeza oblonga con grandes ojos rojos, quizá negros."
El
investigador Benjamin Radford, redactor jefe de la revista "The Skeptical
Inquirer" no pudo evitar notar el parecido de la descripción con el alien
que aparece en la película "Species" (estrenada precisamente en 1995).
Tolentino admitió haber visto la película, pero ésta se estrenó en octubre, y
ella describió a la criatura un mes antes...
Un
año más tarde, en mayo de 1996, se dan los primeros casos de ataques del
Chupacabras en México (en concreto, en las regiones de Jalisco, Sinaloa y
Veracruz), y pocos meses después se dieron casos en Nuevo México y Texas. Otros
países donde han sucedido supuestos ataques del Chupacabras han sido en Chile
(año 2000) y Argentina (2002).
La
descripción más común que se da de un chupacabras es de un ser de aspecto
reptiloide, más bien pequeño (un metro o metro veinte como mucho) que puede
andar a dos o a cuatro patas, de piel grisácea y escamosa, ojos grandes y
cabeza ovalada, que se desplaza a saltos, a la manera de los canguros. Otros
sin embargo lo han descrito más como un mamífero, con piel gruesa y pelo
grisáceo, con la cabeza similar a la de un perro. Algunos hasta han afirmado
que tienen alas plegadas, a la manera de los murciélagos, con las que pueden
volar, o más bien planear saltando desde grandes alturas.
De
estos seres se ha dicho que son sin duda el mismísimo Diablo (eso afirmó sin
dudar Ovidio Méndez, que dijo en marzo de 1996 que se encontró de bruces con
uno que "apestaba a azúfre"). Otras teorías apuntan a una "raza
de vampiros" (que no atacan a los humanos porque nuestra sangre está
demasiado llena de colesterol y otras porquerías); a que se trata de una
criatura extraterrestre enviada por alienígenas como arma biológica (un grupo
ufológico llamado NOVA lo acusa, entre otras cosas, de propagar el SIDA); un
experimento genético; una raza intraterrestre desconocida; un ser del más allá
"despertado" tras una ceremonia de santería...
De
todos modos, yo me quedo con la explicación que dio en octubre de 2010 el
biólogo Barry O'Connor, de la Universidad de Michigan. Según él, los supuestos
ataques de chupacabras, al menos en los Estados Unidos, han sido debidos a
coyotes infectados con el parásito Sarcoptes scabiei (una variante de la sarna),
que provoca unos síntomas que recuerdan las descripciones de la criatura: Los
coyotes enfermos pierden pelo, se les engrosa y escama la piel y huelen intensamente...
y francamente mal. Al estar debilitados por la enfermedad han de cazar ganado,
más fácil de matar que otras presas. Aunque el buen doctor no acaba de explicar que se limiten a sorber
la sangre de sus víctimas, desdeñando la carne...
Próxima
entrega: El Diablo de Jersey.
Buena entrada Ricard!!! A ver si te puedo ver mañana en Gigamesh!!!
ResponderEliminar