En otras épocas llamado "el diamante azul" "Royal French
Blue" o "Tavernier bleu"; si ha habido alguna vez un diamante
maldito, sin duda ha sido éste.
Según la leyenda, la joya fue encontrada en
el río Kistna hace más de 600 años. La
piedra tenía entonces 115 quilates
(22,44 gramos, más o menos) y forma triangular. Era tan grande y hermosa
que la consagraron a la diosa Sita, esposa del dios y avatar Rama. Adornó la
frente del ídolo en un templo en la ciudad de Golconda (sus ruinas aún pueden
visitarse, se encuentra en la actual provincia de Andrha Pradesh, a 11 km. de
la ciudad de Hyderabad) hasta que en el siglo XVII uno de los servidores del
templo la robó. El desgraciado fue capturado y torturado hasta morir pero no
antes que hubiera malvendido la joya. Fue la primera víctima del diamante
maldito.
En 1642 la joya llega a Europa en posesión del comerciante (y ladrón, y
contrabandista, y aventurero, que en esos tiempos la profesión era un todo en
uno cuando se ejercía en las colonias) Jean Baptiste Tavernier (Tefernier según
otras fuentes). Este se la vende por una pequeña fortuna al rey de Francia,
Luis XIV. Sin embargo, no pudo disfrutar de su recién adquirida riqueza: Se
arruinó (hay quien dice que pagando las deudas de juego del crápula de su hijo)
y en un nuevo viaje, esta vez por Rusia, fue encontrado muerto en la nieve y
devorado a medias por los lobos. No se sabe si murió de hambre y de frío y
luego las alimañas lo devoraron o si fue al revés, o las dos cosas juntas....
Sea como fuere, su final fue horrible.
En la corte francesa el joyero monsieur Pitau talló la gema,
reduciéndola a 67'5 hermosísimos quilates... Pero el corte no anuló la
maldición.
En 1661 Nicolás Fouquet, el todopoderoso superintendente de finanzas del
rey lo toma prestado del tesoro real para lucirlo en una fiesta. En mayo de ese
mismo año es arrestado acusado de malversación de fondos. Morirá en prisión
unos veinte años después.
En 1675, la madame de Montespan, entonces amante del rey y su favorita oficial, consigue que éste le regale la joya. Poco después, cae en desgracia (en favor de la institutriz de los bastardos
reales, madame de Maintenon) muriendo olvidada
en 1707. La joya vuelve a las arcas reales, por cierto, ya que la caída en
desgracia de la favorita incluye su implicación en un turbio asunto de intrigas
cortesanas y asesinatos por envenenamiento.
Al ser coronado rey de Francia en 1774 Luis XVI le regaló la joya a su
joven esposa austriaca María Antonieta. Esta, a su vez, se la solía dejar a su
amiga la princesa de Lamballe... Que durante la Revolución Francesa fue
asaltada por la multitud y muerta a golpes en mitad de la calle. Los monarcas
franceses, como todo el mundo sabe, fueron guillotinados.
En el saqueo de palacio la joya fue robada por un tal Guillot, que se la
llevó a El Havre y luego a Londres, donde la vendió. El tal Guillot fue
detenido en 1796 y ejecutado por ladrón. El comprador de la gema, un joyero
holandés afincado en Londres llamado Daniel Eliason (según otras fuentes,
Wilhelm Fals) talló de nuevo el famoso diamante para evitar que fuera
reconocido, adquiriendo éste sus 42,5 quilates actuales. Su hijo lo asesinó
para robarle la gema, suicidándose poco después de malvenderla. Se dice que el
diamante fue adquirido por el rey inglés Jorge IV hacia 1812. El monarca murió
en 1830 completamente loco.
En 1824 el banquero londinense Henry Phillip Hope compra la piedra por
30.000 libras. Registra la piedra
dándole su nombre actual y la añade a su más que extensa colección de gemas. Esta colección fue exhibida durante la Gran Exposición de
Londres, en 1851, así como en la Exposición Universal de París, en 1855, siendo en ambas
muy alabado el diamante Hope. Sin embargo,
supongo que a estas alturas a nadie sorprenderá que el diamante no le diera
demasiada suerte a la familia: La fortuna familiar menguó de manera constante y
el nieto de Henry murió en la más absoluta ruina, teniendo que vender la joya
en 1901.
Hacia 1904 lo adquirió el joyero francés Jacques Celot, que se obsesionó
tanto por la joya que enloqueció y acabó suicidándose. El siguiente propietario
fue el príncipe ruso Iván Kanitoisski, que se
la regaló a una vedette de París llamada Lorens Ladue, de la que por aquel
entonces estaba enamorado. Tan enamorado que los celos le consumían y acabó
matándola de un tiro. Él mismo murió al año siguiente en un atentado.
La historia se repitió con el siguiente poseedor de la piedra, el sultán
turco Abdul Hamit, que se lo regaló a su esposa favorita Subaya en 1908. Al poco la apuñaló, y al año siguiente
perdió su trono.
El diamante terminó en poder del célebre joyero Pierre Cartier, que a su
vez lo vende en 1911 al financiero estadounidense Ned McLean por 154.000 dólares.
Al poco su hijo Vicent falleció en un accidente automovilístico, su hija murió
de sobredosis, su esposa se volvió morfinómana para tratar de superar la
pérdida y el mismo McLean murió en 1947 en un manicomio. El diamante lo heredó
su nieta Evalyn McLean, por aquel entonces de cinco años de edad. Sus tutores vendieron
la piedra dos años más tarde, en 1949, a Harry Winston, comerciante de piedras
preciosas. Winston añadió el diamante a su "Corte de Joyas" una
colección que exhibió en varios museos e instituciones norteamericanas. Pero el
diamante Hope no debía hacerle demasiada gracia, ya que finalmente, en 1958, lo
donó a la «Smithsonian Institution» con un
método harto curioso para una joya de semejante valor: Se limitó a meterla en
un sobre y enviarla por correo. Desde el 10 de Noviembre de ese año forma parte
de la colección del Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian, en
Whasington DC, y hasta el momento no ha causado ninguna víctima, ni entre el
personal de la institución ni entre los muchos visitantes que diariamente
admiran su belleza. Quizá un museo sea lo más parecido a un templo que tenemos
hoy en día, y la furia de la diosa Sita se ha, por fin, aplacado...
Pero no se fíen. Se considera que la última víctima de la joya fue nada
más y nada menos que Evalyn McLean, la nieta que lo heredó todo ¿recuerdan? Fue
encontrada muerta sin causa aparente en su apartamento de Dallas, el 13 de
diciembre de 1967. Tenía 25 años.
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