En la región de Capadocia (Turquía) se han descubierto
nada menos que 36 ciudades subterráneas (De hecho, 37, se descubrió otra a
finales del 2014 en Nevsehir, según informaron los medios turcos) . Las más
famosas son Kaymakl... y Derinkuyu. La primera es más ancha, pero la segunda es
más profunda... y más antigua. Los arqueólogos creen que empezó a ser excavada
por los hititas hacia el 1400 antes de Cristo.
La megalópolis se descubrió en 1963. Omer Demir, habitante
de la aldea de Derinkuyu (que significa, precisamente, "pozo
profundo") quiso ampliarse la vivienda... Y cómo era construcción de la
zona, es decir, mitad casa y mitad cueva (no se me escandalicen, lo mismo
hacíamos nosotros en el Sacromonte de Granada no hace tanto) lo hizo excavando
en la roca... y al derribar la pared se encontró con una habitación... y luego
con otra... y otra... El hombre había descubierto la legendaria ciudad
subterránea de Melengübü, de la que ya hablara Jenofonte en la Anábasis.
Ése mismo año (1963) se iniciaron las excavaciones...
que aún no han concluido. De momento se han descubierto hasta 20 niveles
subterráneos, a 40 m. de profundidad. Los más optimistas argumentan que hay
niveles ¡hasta 85 m. por debajo de la superficie! Estos mismos postulan que la
ciudad podría albergar sin problemas más de 20.000 personas. Sus colegas más
prudentes rebajan la cifra a la mitad: 10.000, que no deja de ser un número
considerable.
Los investigadores encontraron establos, comedores
comunitarios, cocinas (aún ennegrecidas por el hollín de los hogares), prensas
para el vino y para el aceite, bodegas, almacenes, cisternas de agua, espacios habitacionales, una sala que
funcionaba como cementerio provisional, un templo (con un techo de más de tres
metros de altura), una escuela... ¡Hasta una taberna! Todo ello conectado por
espaciosos corredores (un tanto laberínticos, eso sí) con nichos para lámparas
de aceite, por lo que suponen que estaban perfectamente iluminados en su
momento. Si el enemigo, o la amenaza exterior de la que se resguardaban, fuera
la que fuera, invadía el recinto, habían tres puntos estratégicos en los que se
podía bloquear el paso con unas puertas circulares de piedra, de unos 1´5 m. de
altura, 50 cm. de ancho y un peso que ronda los 500 kg. La ciudad también
estaba bien abastecida de agua (contaba con un río subterráneo, además de pozos
y cisternas) y un excelente sistema de ventilación: Se han encontrado hasta la
fecha 52 pozos de ventilación, que mediante miles de galerías (se calculan no
menos de 15.000) llevaban aire fresco a todo el recinto. Los estudiosos suponen
que había dos ciudades: Una de superficie, que se usaba habitualmente, y la
subterránea, donde se trasladaban en masa todos los moradores en caso de
peligro. En tal sentido, han encontrado hasta 600 accesos, la mayoría de los
cuales en restos de patios de viviendas de superficie. Además, un túnel de casi
8 km. de largo comunica la ciudad con la
otra gran urbe subterránea de Capadocia: Kaymakl
La tesis más aceptada supone que no era un asentamiento
permanente, sino más bien un refugio... ¿Pero un refugio contra qué? ¿Contra un
enemigo invasor, que sólo tenía que cegar los pozos de ventilación? ¿Contra un
desastre natural, como por ejemplo una erupción volcánica? Sea como fuere,
construir semejante complejo parece demasiado esfuerzo para un peligro puntual,
sino más bien contra una amenaza recurrente.
La ciudad subterránea de Derinkuyu
se encuentra en la localidad del mismo nombre. Está a 29 km al sur de
Nevşehir, aunque los que han ido recomiendan ir desde Goreme, ya que aunque
está más lejos los caminos son mejores y es apenas un paseo de media hora en
coche. Están abiertos al público los ocho niveles superiores, por si están
de turismo por la Capadocia y se quieren acercar...
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