Seguimos con otro santo francés
“peculiar”. Les pongo en antecedentes:
Según la tradición, entre los años
87 y 177 vivió en Lugdunum (la actual Lyon) un tal Potino (Photinus
en latín). Tuvo el honor de ser el primer obispo cristiano de la
ciudad. Como ser cristiano no estaba muy de moda fue martirizado en
tiempos de Marco Aurelio. Lo cierto es que martirizarlo poco, en
comparación con otros: Como el hombre estaba muy yayo (90 años, en
concreto) quedó fatal de la primera paliza que le dieron y murió a
los dos días escasos de su encierro. Como prueba de su existencia y
martirio se conserva una carta atribuida a San Ireneo (que lo sucedió
en el cargo), dando las malas noticias, y que está recogida en la
Historia eclesiástica de Eusebio de Cesarea (HE V, 1,1–4,2).
Hasta aquí, fetén. Uno más, me dirán ustedes, que no anda
precisamente escasa la Iglesia cristiana de mártires...
El problema está que, en francés
medieval, “foutre” significa, literalmente, “joder”(en el
francés actual se dice “baiser”, que es el infinitivo de besar,
lo que ha dado lugar a más de una bofetada de turista escandalizada
frente a españolito con problemas idiomáticos... aunque también ha
dado lugar a reacciones gozosamente sorprendidas de oh la la que
atrevidos son los españolos y todo eso). En catalán es raíz que se
mantiene, así que si visitan mi ciudad posiblemente oirán un “no´
m fotis” que es absolutamente equivalente al castizo “no me
jodas”
Bueno, sigamos. Por esta confusión
lingüistica, al pobre y venerable Photinus, con el nombre de
“Foutin” se le empezó a venerar como santo que “resucitaba”
la virilidad perdida de los hombres. Se decía de él que ya en vida
practicó muchos milagros en este sentido, y claro ¿acaso no iba a
hacerlos después de muerto?
Había en Francia dos lugares de
peregrinación para los seguidores del santo:
El monasterio franciscano de Les
Cordeliers de Embrun, (Altos Alpes), albergaba a modo de reliquia
nada menos que el falo momificado (y de considerable tamaño, por
cierto) del santo. Sobre esta reliquia, muy milagrosa, se vertía
vino en ocasiones especiales, se recogía de la bandeja y luego se
vendía en pequeñas redomas como santa medicina contra la impotencia
y la esterilidad masculina. El monasterio fue muy dañado en la
Guerra de los Cien años (de hecho, hoy sólo queda la iglesia en
pie, y aún muy restaurada) y la sagrada reliquia se perdió.
Personalmente y por las descripciones pienso que sería el miembro
viril de un caballo o burro, pero bueno, ya saben que soy un
descreído.
Más importante era el santuario de
Varages (Provenza), donde la devoción a san Foutin era tanta que los
peticionarios colgaban cipotes de cera en su capilla, a modo de
exvotos (no me atrevo a imaginar como lucía la iglesia durante la misa, que me entra la
risa). El motivo de tanta devoción era una talla de madera del santo tenida
por muy milagrosa: Gastaba un cipote erecto bastante considerable, y
las feligesas, así disimuladamente, raspaban unas virutas del mismo
para hacerselo tragar con vino a su marido y así resucitar su
masculinidad. Por maravilla celestial por mucho que se raspara, el
falo nunca menguaba.
No me busquen la talla en Varages, que
se perdió durante la Revolución Francesa. Se conoce, eso sí, la explicación
del “prodigio”: La talla estaba atravesada por un cilindro de
madera a la altura de la entrepierna, y a medida que menguaba por
delante le daban un martillazo por detrás para que volviera a
crecer. Y cuando se acababa el cilindro, pues otro, que el bosque
está lleno de madera. Sobre el origen de la talla ya entramos en el
terreno de la especulación: Posiblemente una vieja estatua romana
dedicada al dios Priapo, famoso por sus grandes.... atributos.
Próxima (y última) entrega: La beata
Bernarda, (sí, la del coño).
cuando has comentado lo de la misa me ha entrado la risa por la imagen que me ha venido.
ResponderEliminarMuy interesante y mas cuando comentas que puede ser una deidad pagana cristianizada,
los mismos pero con diferente disfraz talvez...
Que curioso que todo lo que afirmas que sucedió desapareció sin mayor testimonio. Me gustaría conocer tus fuentes.
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