domingo, 21 de noviembre de 2010

Que tenga usted buenos humores…

Los padres de la Medicina (Hipócrates y Galeno) consideraban que el cuerpo era un conjunto equilibrado de humores (fluidos). Cuatro, en concreto, asociados a los cuatro elementos: flema (agua), bilis amarilla (fuego), bilis negra (tierra), y sangre (aire). La corrupción o alteración (por exceso o por defecto) de cualquiera de ellos provocaban la enfermedad.

Para diagnosticarla se examinaba al paciente de una forma no demasiado diferente a la que hace un médico de cabecera actual: Se le auscultaba el pecho y la espalda para ver sí se oían pitidos que indicaran exceso de flema (claro que sin el estetoscopio de hoy en día, sino con el no menos práctico método de apoyar la oreja); colocaban la palma de la mano sobre el pecho, en el corazón, ya que era considerado la caldera del organismo y el centro de calor vital, y de notar ardor era signo de exceso de bilis amarilla (fuego ¿recuerda? Es decir, fiebre. Y claro, sin termómetros.); también palpaban el vientre en busca de “durezas callosas” (es decir, fecalomas), lo que indicaba exceso de bilis negra; y un exceso o carencia de sangre se averiguaba colocando la cabeza sobre el pecho, para oír el corazón (demasiado rápido, exceso de sangre, muy lento, demasiada poca). El diagnostico se completaba estudiando las secreciones del paciente: Sus esputos, vómitos, heces, sudor (considerado una supuración tan repugnante como las otras… ¿O no le da apuro estrechar una mano sudada?) y sobre todo su orina, que la observaban con detenimiento analizando su color (demasiado claro o demasiado oscuro), sus sedimentos si los hubiese y (deje de leer si es escrupuloso) su… sabor. No me mire así, tampoco tenían los laboratorios de hoy en día… Y si era dulce, ya sabían que tenía diabetes… (y sí, ya la llamaban diabetes desde el siglo II de nuestra era. Le dio el nombre Areteo de Capadocia. De nada)

Sigamos: luego venía el tratamiento para la curación, para equilibrar nuevamente el organismo. No se me asuste, que no pienso hacer un truculento catálogo de horrores y conclusiones erróneas, sino muy al contrario de prácticas que ayudaron a salvar vidas:

Así, un “exceso de flema” cómo podían ser vómitos o diarrea se trataba recetándole una dieta ligera. Lo cual por cierto era eficaz (y lo sigue siendo) tanto si había tomado algo en mal estado como si tenía gastroenteritis. Las dolencias causadas por la “bilis amarilla”, es decir, fiebre se trataban dándole al paciente un baño de agua templada que, en efecto, ayuda a bajar la temperatura corporal… Hoy recetaríamos un antipirético, pero si no hay pan… Habrá adivinado qué usaban los antiguos contra la bilis negra (estreñimiento)… ¡Premio! Una lavativa. Quizá acompañada (o sustituida) por una infusión de hierbas laxantes. Y el exceso de sangre… Dolores de cabeza, nervios, ansiedad, latidos de corazón muy rápidos… con las tan famosas sanguijuelas, o con la no menos denostada sangría (y no me refiero a la bebida, sino a la practicar una hemorragia controlada). Es una práctica que hoy consideramos bárbara (y algo de eso hay) pero que salvó a más de un enfermo de dolencia cardiaca, al aliviarle el flujo de riego sanguíneo para que su cansado corazón no se esforzara más. Hoy usamos anticoagulantes para lo mismo…

Y esto no es para que se me vaya a una parafarmacia y pregunte si tienen sanguijuelas, evidentemente, sino para que piense que los padres de la medicina erraron a veces, pero también acertaron otras, y sanaron a muchos. Que esta construcción llamada “Medicina” tiene unos cimientos razonablemente sólidos

4 comentarios:

  1. Pues a mí me molaba más lo de que a los presos los abriesen en canal para ver el funcionamiento del cuerpo durante el sueño. O que los metiesen en barriles para observar el flujo del alma hacia el más allá.

    Y no digo con esto que reniege de la Medicina, que por algo estudié Ciencias :P

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  2. Solo hay que leer lo libros de medicinal de los médicos militares romanos. Sus metodos de amputación de miembros se usaran casi sin cambios hasta la guerra de secesión

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  3. Saludos Ricard...!

    La verdad es que ya fuere Hipócrates o Galeno, lo genérico es cierto que viene a ser muy similar. Conoces si tales concepciones provienen de vestigios egipcios o del antiguo oriente? Tengo algun texto al respecto y, la verdad es que tienen su interés...

    pD: Angel (ex-moderador aquelarre inforol de hará añísimos, y tal...)

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  4. La medicina griega (y las matemáticas, y mil cosas más) bebe directamente de la cultura del país de Kemi, (literalmente, del país Negro), llamado por los griegos Egipto. Hay teorias muy majas sobre que los egipcios eran originalmente de origen sudanés, pero claro, la civilización occidental no puede proceder de un puñadito de negritos, por muchas pirámides que montasen...
    Hay que xoderse, a veces...

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