viernes, 11 de marzo de 2011

El barbero que inventó la Cirugía.


Ambroise Paré nació en el pueblecito francés de Bourg-Hersent en 1509. Hijo de un humilde lacayo y de una prostituta, tuvo que ponerse a trabajar siendo casi un niño como aprendiz del barbero de su pueblo, el cual le enseñó, no solamente a afeitar, cortar el pelo o rizar pelucas, sino también a arrancar muelas, practicar sangrías, colocar lavativas, reducir fracturas y efectuar amputaciones. No se me sorprendan, que por aquel entonces los médicos eran los tipos cultos que leían a los clásicos en latín y griego, y dejaban a los barberos/cirujanos las partes más ingratas y “sucias” del oficio Ya lo dice el juramento Hipocrático, y no por casualidad: “No cortaré, ni tan siquiera a los calculosos, dejando este negocio a menestrales de oficio”.

Como lo de cortar se le daba bien, al joven Ambroise, a los 17 años entra a trabajar en el Hotel-Dieu, hospital fundado en el siglo VII, en el que estará hasta 1536. Las operaciones se realizan en los pasillos, entre enfermos hacinados sin distinción de sexos y con una absoluta falta de higiene. Por ello la mortalidad es tremendamente alta entre los que se ponen en manos de un cirujano, y la profesión, por tanto, muy menospreciada.

La guerra genera heridos que precisan tratamiento y la Europa del Renacimiento es toda ella un campo de batalla. En 1537 Paré va a las guerras de Italia como cirujano de campaña. Es allí donde empieza a poner en práctica sus ideas: Se niega a tratar las heridas con aceite hirviendo, limpiándolas con un ungüento desinfectante de su invención; con fórceps y puntos de sutura aplica la técnica de ligadura de arterias a los muñones de los amputados (se solía utilizar un hierro al rojo vivo para cauterizar los muñones, seguro que el ya no tan joven Ambroise pensó que vaya manía que tenían con el fuego…); también trata y reduce fracturas abiertas (en las que el hueso rasga la piel) sin “cortar por lo sano” como se hacía hasta entonces. Irónicamente él mismo será su propio paciente en ese campo, cuando un caballo le fractura la pierna. En sus propias palabras: “el caballo me pateó y me quebró los huesos, al intentar dar un paso atrás caí súbitamente al suelo y los huesos fracturados saltaron hacia fuera, desgarrando la carne, la media y la bota”. Salvará su pierna, y la de muchos otros, y además ingenia numerosos aparatos y prótesis ortopédicas. Escribe libros sobre sus técnicas, despreciados por la comunidad médica por no estar escritos en latín, releídos una y mil veces por los humildes barberos cirujanos como él.

En 1559, durante el asedio de Calais, es llamado a presencia del duque de Guisa, cuyo cuerpo presenta tremendas heridas. Es una encerrona. Los médicos del duque piensan que no hay tratamiento posible, y con la muerte de tan ilustre paciente el advenedizo de Paré quedará desprestigiado. Contra todo pronóstico, el duque se salva, aunque con tan terribles cicatrices en el cuerpo y la cara que se ganará de por vida el mote de “el acuchillado”. Reclama a su presencia al cirujano y demuestra ser hombre más cabal que presumido: en lugar de castigarle por “haberle desgraciado la cara” lo recomienda para que entre al servicio de los reyes de Francia. Ambroise Paré será consejero y cirujano de cuatro monarcas: Enrique II, Francisco II, Carlos IX y Enrique III, sucesivamente, para desesperación de los sesudos médicos, a los que no les entraba en la cabeza que ocupara tan altos cargos alguien que no estuviera arropado por Hipócrates, Galeno o Avicena.

… Y esta es la historia del barbero que enseñó Medicina a los doctores.

6 comentarios:

  1. Muy buena entrada...una vez más el ingenio y una mente lúcida le ganan el pulso al status quo y los sabios relamidos

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  2. Excelente entrada. La figura de Ambroise Paré es trascedental en la historia de la cirugía. Y es un claro ejemplo de lo estratificada e influenciada por cuestiones morales que estaba la medicina. Las prácticas quirúrgicas, efectivamente, se reservaban a los barberos (tanto es así, que durante años, un modo burlesco de tratar a los cirujanos actuales entre la clase médica es llamarles "Barberos").
    Y es que la medicina, en el s.XVI, era una mezcla de pseudociencia religión, pues la Iglesia mantenía preceptos que la ciencia médica no se atrevía a menospreciar. Y si alguien osaba hacerlo, su destino solía ser bastante funesto. Un contemporáneo de Paré fue Miguel Servet. Y por contradecir a Calvino, fue encerrado en prisión y ejecutado.
    No eran buenos tiempos para una medicina científica. De ahí el gran mérito de Paré, al que sin duda se puede considerar padre de la cirugía moderna.

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  3. Me ha gustado mucho, no conocía a este señor. Gracias por la entrada.

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  4. Muy interesante, me ha gustado bastante.
    A ver si subes entradas más a menudo, que tu blog es una autentica joya ;)

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  5. Como siempre, me quito el sombrero.

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  6. Que oscuro pacto tendrás para saber tanto...

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