domingo, 20 de febrero de 2011

La siempre pagana brujería



Ya comentamos en otra entrada de este blog que Mago viene de magoi (“sabio”, más o menos). ¿Y bruja? Pues su origen es bastante más incierto. En latín la que se dedica a las artes oscuras es llamada “Malleficae”. De ahí viene tanto nuestro “maleficio” como “malvado” y, evidentemente, “maléfico/maléfica”. Una envidiable popularidad la que tienen estas mozas, vamos…

Buscar etimologías en otros idiomas tampoco nos aporta demasiado: A la practicante de la “vieja religión” se las llama “Strega” en Italia, “Sorciere” en Francia, “Witch” entre los anglosajones. La bruja castellana es hermanita de la bru(i)xa catalana y la bruxa gallega, que no nos ha de extrañar, si recordamos que la “x” medieval (y renacentista, y barroca, por cierto) se pronuncia como “J”. Es decir, mismo nombre para mismo personaje. No es casualidad que, buscando etimologías, la RAE diga de bruja que posiblemente es palabra de origen íbero. Y punto, que no hay más.

¿Y quién o qué es una bruja? La primera referencia, tal y como conocemos al personaje, aparece en la “Summis desideranis affectibus”, un precedente del siglo X del tristemente célebre “Malleus Malleficarum” del siglo XV. Ambos son una guía para detectar a las servidoras del Demonio que “vuelan por las noches montadas en animales para reunirse con Diana…”

Y uno se pregunta ¿adoran a Diana, la diosa virgen y salvaje de los bosques, o al Diablo?

Defínanse, por favor.

Pues la respuesta correcta es… a los dos. Y a ninguno.

No es casualidad que el culto de las brujas se llame “la vieja religión”, ya que es en verdad antigua… mucho más que las religiones organizadas, nacida de un tiempo en que los dioses se podían casi tocar, los milagros se veían con el ojo y no con la fe, y la ira de los dioses te mataba rápido y fácil (más o menos, como te fastidia ahora la vida Hacienda, para entendernos). Y no me estoy poniendo más místico que de costumbre. Hablo de la vieja Europa en tiempos del paleolítico, cuando los hombres se maravillaban ante el trueno y el rayo, apenas manejaban el fuego, no sabían calcular el tiempo, no relacionaban el acto sexual con el nacimiento de un bebé unos nueve meses más tarde y (lo más importante) adoraban a la mujer como divina fuente de vida. Pues es más fácil matar que dar existencia.

¿Entienden ahora por qué uno de los primeros logros de las religiones organizadas, las que adoran a los dioses macho y subyugan a las hembras, sea siempre el calendario?

Religión de hombres, rituales de mujeres. La vieja religión no desapareció de la noche a la mañana. En las zonas rurales (es decir, en el 90% del mundo conocido) se mantuvo por motivos puramente prácticos, y bastante egoístas: la fertilidad de la mujer y el nacimiento de los “frutos de su vientre” se asociaba a la fertilidad de los campos y la abundancia de la cosecha. No en vano el “paganus” latino significa, simplemente, “morador del campo”.

Así que llegaron los sacerdotes y dieron forma a las religiones, y alzaron templos en los que adorar a los dioses guerreros… mientras en las zonas rurales se seguían celebrando rituales a la diosa de la Fertilidad y del dios Astado Cazador. Éste último, con lo del pastoreo, pronto reconvertido en el dios de los animales, y con la llegada de los pesados de los cristianos, en el demonio, (más que nada por lo de los cuernos).

Y así tenemos ya las “servidoras de Satán, adoradoras de Diana” que aparecen fechadas en el siglo X. Perseguidas por tener un culto bastante más divertido que la solemne religión cristiana. Pues se basa en juergas donde se comparte la comida y la bebida (y se come y bebe en abundancia, que ha habido matanza de animales y recolección de cosecha, y no se han inventado aún las neveras, y es cuestión de darse un buen hartazgo cuando se puede, que luego ya pasará la tripa penas) y las juerguecillas de la fertilidad, en las que todos yacen alegremente y con escaso pudor con todas, que en una sociedad agraria no industrial la mano de obra más barata son los hijos de uno, y si el “uno” en cuestión no tiene buena “simiente” para preñar a la mujer, es mejor dejar que otro lo haga. Y si lo hacen todos, en la masa está el anonimato, y los hijos serán suyos, trabajarán para él y un día heredarán sus posesiones. (Lo de “Dios te de muchos hijos” se consideraba una bendición, no una maldición como ahora, que criar a uno cuesta todo el oro del Perú).

Brujas. Sacerdotisas (y perdónenme la expresión) de la vieja religión. La diosa femenina que son tres, pues tres son las etapas de la vida: Niña, madre, anciana. Esposa del dios cornudo. “Bruja” bien puede ser el término que los íberos usaban para referirse a ellas, sus mujeres sabias de los bosques.

¿Y qué fue de las brujas? Eso me preguntó Teresa el otro día, en una pausa del trabajo, muy interesada, cuando le contaba a grandes rasgos lo que acabáis de leer. Y le contesté lo que os contesto a vosotros:

Buscad “Wicca” por Google…

Y si os atrevéis…

Acudid al Aquelarre.

7 comentarios:

  1. Tan interesante como siempre. Si bien el ámbito medieval estaba ya presente, los orígenes no eran tan conocidos para un servidor.

    De verdad... entre los cristianos y los de Hacienda, van a terminar por volvernos locos...

    ¡Y es que yo prefiero el Aquelarre!

    Un saludo.

    Trent.

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  2. Esto ta la mar de interesante, pero suena mucho mejor acompañado de unas sidras y con la lluvia de fondo del jueves q leido XDXDXD

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  3. Ayyy Karlos... ¡Ojalá pudiera dar estas charlas con sidra (o cerveza) una chimenea de leña, una llovizna fuera y la buena compañía entre las sombras!

    Que no hace falta luz eléctrica cuando se desgranan historias

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  4. Ricard, para cierto tipo de historias la luz eléctrica es más un estorbo que otra cosa.
    Que la luz artificial aleja temores y nos hace menos crédulos.

    Aún asi, yo me apunto a esas sidras/cervezas..... y de la lumbre y el cabrito asado se ocupa un servidor.

    Abadbonilla.

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  5. Jooder, pedazo de artículo, mi enhorabuena.

    Atte.
    Un Sacerdote de la "vieja religión"

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  6. Feliz encuentro.

    No esperaba "atoparme" con un artículo de esta guisa escrito por "el padre del rol español". Y lo digo en mi doble vertiente de Roleador y Wiccano.

    Aunque aun no se haya escrito juego de rol expreso sobre el tema... (salvo una tradición en Mago y otra en Witchcraft... y de aquella manera la priemra y Witchcraft paso a mejor vida tiempo ha...)

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  7. "--Bien --dijo el extraño personaje mirando con agudeza a su alrededor--, ahora trae dos sillas más y asegúrate que sean cómodas. Ponlas cerca de la chimenea, en esta esquina oscura.
    --No es oscura, está justo a plena luz.
    --¡Ah!, pero esta noche estará oscura, ¿no? Cuando el fuego esté encendido...
    --Sí, sí, supongo que sí...
    --Trae las sillas, buena chica, y quiero otra justo aquí. --Y señaló un lugar frente a la chimenea--. Esta es para mí."

    Ahh, cierto cierto, nada como la luz de una hogera y el ambiente adecuado para comenzar a contar historias, y si hay patatas picantes en el menú mejor que mejor :D

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